Entre todos los elementos de una instalación fotovoltaica, las baterías juegan un papel clave. Son las encargadas del almacenamiento de excedentes de energía que no va a ser consumida de forma inmediata, para que el usuario pueda hacer uso de ella en el momento que lo precise. En la actualidad, los usuarios pueden escoger entre dos tipos de baterías: las virtuales y las físicas, en función del uso que quieran hacer de los excedentes. En este blog, damos las claves para conocer más a fondo cuáles son las características de cada una de ellas, así como sus principales beneficios.
Qué es una batería virtual
Una batería virtual es un sistema de almacenamiento de energía solar excedente que almacena la cantidad económica equivalente a la energía que no ha sido consumida en el momento; aquella no ha podido devolverse a la red eléctrica para obtener compensación económica.
Durante las horas de luz, los paneles solares recogen la energía producida por el Sol. Una parte de esa energía se emplea directamente para abastecer las instalaciones o vivienda del consumidor, y la que sobra puede ser devuelta a la red eléctrica mediante una tarifa de compensación de excedentes. Los excedentes que no puedan ser compensados son los que pueden acumularse, en forma de saldo económico, en baterías virtuales. Este saldo se almacena de manera digital para que el propietario haga uso de ello cuando lo necesite. Además, si el propietario cuenta con más instalaciones solares a su nombre, podrá gestionar y hacer uso de su energía almacenada en la que prefiera. Así, los usuarios particulares o las empresas que decidan contar con una instalación de autoconsumo, comprobarán cómo sus facturas de luz se ven reducidas.
Las baterías virtuales son, sobre todo, interesantes para usuarios que consuman de manera estacional, para aquellos que tengan segundas o terceras residencias o para proyectos de autoconsumo que originen una alta cantidad de excedentes.
Y resultan verdaderamente beneficiosas y rentables para aquellos que hagan uso de ellas, pues no necesitan mantenimiento -ya que no se trata de dispositivos físicos-; permiten el acceso a mejores tarifas energéticas, pudiendo utilizar la energía cuando su precio de mercado sea alto; son fáciles de manejar y, gracias a ellas, se contribuye al uso de energías limpias y a la estabilidad de la red eléctrica.
Qué es una batería física
Por otro lado, una batería física es un sistema que almacena la electricidad excedente de la instalación solar y la libera cuando es necesario. Esta tecnología fomenta el ahorro tanto de día como de noche y evita las variaciones en los precios de la energía, además de contribuir a la disminución de emisiones de CO2 a la atmósfera.
A la hora de elegir la batería idónea para una instalación solar, es necesario tener en consideración su capacidad de almacenamiento, su rendimiento y la vida útil de la batería. Actualmente, el estándar de la industria se ha vuelto hacia las baterías de Litio como principal alternativa para el almacenamiento de energía a medio plazo (del orden de varias horas).
Dentro de las baterías de Litio, hay varias químicas, que son seleccionadas en función de sus prestaciones para las aplicaciones que se les pretende dar. No se necesitan las mismas prestaciones para la electrónica de mano (como pueden ser móviles, cámaras o tablets) que para aplicaciones móviles (como coches, bicis o patinetes eléctricos), de modo que no se usa la misma química. En concreto, para aplicaciones estacionarias de almacenamiento de energía, como es el caso de la hibridación con instalaciones fotovoltaicas, la más usada es la química de Litio Ferro-Fosfato o LFP.
Con estas baterías se pueden seguir varias estrategias para conseguir un ahorro para el usuario:
- Load-shifting: Se trata de un arbitraje o desplazamiento del consumo, es decir, que se aprovechan las horas valle de precios para cargar las baterías y así hacer frente a las horas pico descargando las baterías, consiguiendo consumir menos de la red en horas caras.
- Peak-shaving: Esta estrategia se utiliza para contrarrestar un elemento a menudo olvidado de la factura de la luz: el término de potencia. Este término es un pago fijo que se realiza por tener derecho de demandar cierta potencia y es independiente del consumo de cada mes. Aprovechando la batería para cubrir picos de demanda, se puede bajar la potencia contratada (sin incurrir en penalizaciones), de modo que se ahorra en los costes fijos de la factura.
- Almacenamiento de excedentes: En el caso de hibridar la batería con una instalación fotovoltaica, se puede usar el excedente de ésta (es decir la energía producida que no se puede consumir en ese momento) para cargar las baterías con energía que de otra manera se hubiera perdido o vendido a la red a un precio muy bajo. Esta energía puede ser descargada cuando más convenga, complementando las dos estrategias anteriores.
En cuanto a sus beneficios, destacan: la independencia energética que ofrecen al usuario para consumir la energía generada, incluso en los momentos que no haya luz solar; permiten un control directo sobre la energía que queda almacenada, ya que no depende de la red eléctrica; contribuye a la sostenibilidad aprovechando al máximo la energía producida; reduce los costes a largo plazo y ayuda al ahorro.
Para saber cuál es la mejor opción en cuanto a la elección de baterías para tu instalación fotovoltaica, no dudes en contactar con nosotros para obtener el mejor asesoramiento.